Perder oportunidades profesionales, limitar nuestra productividad en el trabajo, disminuir la jornada laboral o incluso renunciar a un empleo. Convertirse en el cuidador o cuidadora de nuestros padres mayores puede conllevar repercusiones negativas en el ámbito profesional. Sin embargo, existen otras alternativas para que no tengas que comprometer tu situación laboral ni el bienestar de tus seres queridos.
Dudas a la hora de convertirse en la cuidadora de padres mayores
A medida que pasa el tiempo las necesidades de las personas mayores van cambiando. El ejemplo más claro y cercano lo tenemos en nuestros propios padres. Incluso en aquellas circunstancias en las que conserven un buen estado de salud y disfruten de su autonomía, es normal que cada vez necesitemos estar más pendientes de ellos.
El envejecimiento de los padres y los cambios físicos y psicológicos asociados a este, generan muchas dudas en los hijos que se plantean asumir el papel principal como cuidadores o cuidadoras:
- ¿Estaré capacitado para ofrecerles la asistencia que necesitan?
- ¿Cambiará mi vida familiar y social al convertirme en cuidadora de mis padres?
- ¿Se resentirá la relación con mis padres debido a este cambio?
- ¿Mis padres preferirán ser cuidados en su propia casa o deberían trasladarse a la mía?
- ¿Afectará de algún modo a mi nivel económico?
- ¿Tendré que abandonar mi trabajo para asumir esta nueva situación?
Todas estas dudas no solo reflejan la angustia que para la mayoría de las personas genera este nuevo escenario, sino la importancia de una decisión que tiene muchas otras implicaciones y que, por lo tanto, no se debería tomar a la ligera sobre el cuidado de nuestros padres mayores.
El cuidado de nuestros padres mayores y el absentismo laboral
De entre todas las dificultades asociadas al cuidado de los adultos mayores, uno de los principales problemas es el del absentismo laboral. Cuidar personas mayores no solo implica una gran responsabilidad sino una carga extra de trabajo. Esto aumenta los niveles de estrés y de ansiedad, llega a resultar abrumador para el cuidador no profesional, está asociado al insomnio y a la pérdida de concentración y, evidentemente, afecta de forma negativa al rendimiento en el trabajo.
Con el cuidado de los padres surgen otras obligaciones paralelas a las obligaciones laborales que no siempre son compatibles y que derivan en faltas continuadas al trabajo. ¿Se puede ser cuidador y mantener un puesto de empleo? Todo depende de las condiciones en las que se encuentre el familiar mayor que tenemos a nuestro cuidado, de las exigencias de horarios dentro y fuera de casa y de las particularidades del propio puesto de trabajo. No obstante, compaginar ambas cosas por lo general no resulta lo más efectivo ni lo más recomendable. Estar al cuidado de una persona mayor es de por sí un trabajo que implica mucha dedicación e implicación.
¿Cómo compatibilizar la vida laboral con el cuidado de los padres mayores?
La renuncia a la vida profesional para dedicarnos al cuidado de nuestros padres no es la única alternativa. No obstante, si tus circunstancias personales y las de tus familiares indican que es la solución más beneficiosa para todos, debes tener en cuenta que al convertirte en un cuidador no profesional puedes acceder a algunas ayudas.
¿Qué otras soluciones existen si quieres conservar tu puesto de empleo? Si por cuestiones económicas, de tiempo o de falta de conocimientos específicos para desempeñar el trabajo como cuidadora prefieres que otras personas se encarguen de esta tarea mientras tú continúas con tu trabajo, las alternativas disponibles son:
- Buscar apoyo en una residencia de ancianos, con la desventaja de que tus familiares pierden el vínculo social y familiar que han mantenido hasta el momento y que deben abandonar su casa para enfrentarse a una situación completamente nueva. Un cambio radical que la mayoría de las personas mayores no están dispuestas a asumir, mucho menos durante la pandemia.
- Coordinar los horarios de asistencia a centros de día para que, al menos durante las horas laborales, tu familiar se encuentre en un ambiente seguro y estimulante, pudiendo regresar a casa al término de la jornada. Aunque puede ser una solución viable, sobre todo con personas que gozan de cierta autonomía, el problema es que con la situación sanitaria actual muchos de estos centros se encuentran cerrados, temporal o permanentemente.
- Cuidadores profesionales a domicilio: es sin duda la alternativa más flexible y la más eficiente tanto en personas autónomas como en aquellas con un alto grado de dependencia. En SEHOGAR ofrecemos un servicio de asistencia domiciliaria 100% personalizado, con modalidades de contratación que se ajustan a los horarios y a las necesidades de cada familia.
¿Qué consideraciones debo tomar en cuenta antes de tomar una decisión?
Tarde o temprano siempre hay que dar el paso y elegir entre convertirse en cuidador o cuidadora a tiempo completo o buscar otras alternativas. Se trata de un tema tan delicado que no se puede decir que existan soluciones mejores o peores, ya que la idoneidad de una solución depende de las circunstancias particulares de cada familia.
Con todo, antes de decidirte por alguna de las alternativas que te hemos comentado, deberías reunirte con el resto de familiares implicados para llegar a una solución consensuada en la que, por supuesto, las preferencias de los padres sean tomadas en cuenta.
Algunas consideraciones previas que te pueden ayudar a tomar esta importante decisión son:
- El estado de salud general en el que se encuentran tus padres mayores.
- Su nivel de independencia y autonomía.
- Las preferencias del mayor (envejecer en casa, trasladarse a casa de los hijos, vivir en una residencia con otras personas de su edad…)
- La implicación del resto de la familia (¿estarás solo en el cuidado de tus padres o contarás con el respaldo de otras personas?)
- Las condiciones económicas y el gasto que se puede asumir.
- La opinión de los familiares.
- La posibilidad de asumir esta responsabilidad de manera temporal, parcial o permanente.
Si es necesario hacer una valoración previa de todas estas circunstancias es porque el cuidado de personas mayores a largo plazo es una gran responsabilidad. No obstante, algo tan natural como hacerse cargo del cuidado de nuestros padres mayores no tiene por qué suponer un cambio negativo en el ámbito laboral, familiar o personal.
En la actualidad existen muchas alternativas para afrontar esta situación desde una perspectiva que resulte favorable para todas las partes implicadas. Tanto si deseas hacerte cargo del cuidado de tus padres personalmente como si optas por un servicio de asistencia domiciliaria, siempre hay fórmulas para que puedas encontrar el equilibrio entre tu vida personal y tus responsabilidades a cargo de una persona mayor.